Cochin, la Reina del Mar de Arabia

India, Cochin. 21 de febrero 2020. Post 26

Ultimo día del tour, al menos la parte de la India; yo seguía a pasar unos días con Laura en Doha. Ultimo día compartiendo con el fantástico grupo de compañeras de viaje, con nuestro guía de lujo, Roger, con Mallika, su amabilidad, su conocimiento y sus hermosos sari y con Sekar, Ivalappan y Cindil

Después de disfrutar de otra deliciosa ducha al aire libre, y de terminar de guardar los últimos detalles me fui a desayunar. Las maletas habían quedado listas la noche anterior, sólo quedaban en la mesa algunas frutas que nos habían ido regalando y que se tenían que quedar allí.

En el desayuno le puse especial atención al experto que preparaba el Masala Chai. Su lugar estaba en un extremo de uno de los patios de la antigua mansión, ahora restaurant principal del resort. Como no tomaba el chai, no me había acercado a él, pero esa mañana estaba sólo y me dedicó una demostración de su arte mezclando esta bebida tan popular entre mis compañeras y en toda India. En un post anterior les conté sobre la preparación.

El experto en Masala Chai. Restaurant Ettukettu, Kumarakom Lake resort. Kerala

Después del desayuno sólo quedó pasar una última vez por la habitación, pagar por los tratamientos del Spa y despedirme del Kumarakom Lake Resort, hasta la próxima…

Antes de dejar la habitación le tomé foto a la cerradura de la puerta; desde el primer momento me pareció muy especial. 

Después lei que el Carlos, Principe de Gales y su esposa Camilla escogieron este lugar para pasar el cumpleaños 65 del Principe. Y surgieron muchas preguntas.

En Ruta a Cochin

Salimos rumbo Cochin. Una ciudad con herencia portuguesa, holandesa, china, india y judía. Al entrar a Cochin hicimos una breve parada en una tienda de textiles y artesanías. Yo me entretuve tomando fotos al exterior de la casa y a los objetos que tenían expuestos allí. Apenas entré por unos momentos y la cantidad y variedad de cosas que había en la tienda me paralizaron y sólo me dediqué a observar el trabajo del telar que tenían en el segundo piso. 

Cochin es considerada la ciudad mas hermosa de Kerala y es conocida como la “Reina del Mar de Arabia”. A partir del siglo XIV, fue un centro importante del comercio de especias en la costa oeste de India y mantuvo una red de comercio con los mercaderes árabes de la era pre-islámica. 

Fue aquí donde los europeos “descubrieron” India. Su objetivo había sido tener acceso directo a las especias, sacando del medio a los árabes quienes hasta el momento acaparaban el comercio en su origen. La zona fue ocupada por los portugueses en 1503 y de esa manera se constituyó en la primera colonia europea en la India colonial. Posteriormente llegaron los holandeses y los británicos y el Reino de Cochin se convirtió en un principado. La arquitectura es una mezcla de influencias portuguesas, holandesas e inglesas. 

Judíos en La India y Sinagoga Paradesi 

Nuestra primera visita del día fue a la Sinagoga Paradesi ubicada en el Pueblo Judío de Kerala. Esta sinagoga, también llamada Sinagoga Mattancherry, fue construida en 1568.  Nos contó el guía que tuvimos para ese día en Cochin, que cuando los judíos llegaron a esta ciudad, el Raja de Cochin de la época los recibió muy bien, con gran generosidad les dio tierras y los animó a hacer negocios sin exigirles pago de impuestos. Cuando llegaron los musulmanes y los portugueses no tuvieron la misma suerte, ellos si debieron pagar impuestos.

El Raja realmente acogió a los judíos, incluso les dio un terreno para que construyeran esta sinagoga junto a su palacio. De esta manera, la sinagoga y el templo hindú, tienen una pared en común. 

A pesar de ser una minoría religiosa, históricamente los judíos en la India han vivido sin sufrir ningún tipo de discriminación o persecución, a diferencia de otras partes del mundo. El judaísmo fue una de las primeras religiones extranjeras que llegó a la India, su presencia allí data de los tiempos antiguos,  

LO QUE APRENDI: Los judíos de Cochin son los más antiguos de la India y algunos aseguran que sus ancestros llegaron a la India en la época del Rey Salomón. La historia los registra desde el siglo XII, cuando construyeron varias sinagogas. Posteriormente llegaron los judíos sefardíes expulsados de España y Portugal por la inquisición en 1492. A estos se les empezó a llamar los “Judíos Blancos” o Paradesi, que quiere decir “extranjero”. Los primeros judíos en llegar habían sido de raza negra, y se cree vinieron de Yemen.

A partir de 1948 los judíos de Kerala empezaron a emigrar a Israel y así lo siguieron haciendo hasta que en 1970 sólo quedaron dos, un hombre y una mujer.

Según el guía, actualmente hay 30 judíos en Kerala. El guía nos dio un par de datos curiosos:

  • El cuidador de la sinagoga es católico y por esa razón en ese edificio también se celebran festividades católicas.
  • Los mosaicos del piso de la sinagoga son chinos, pintados a mano. Se suponía que fuesen para el palacio del Maharaja. Los judíos lo engañaron diciéndole que los mosaicos habían sido pintados con sangre de vaca, lo cual hizo que el monarca hindú los rechazara de inmediato… y allí los vi, en la sinagoga. (Leyendo me enteré de que las hermosas baldosas de porcelana son del siglo XVIII, lo cual le resta credibilidad al cuento del guía….)

No nos permitieron tomar fotos y aquí también tuvimos que quitarnos los zapatos para entrar. Luego me enteré de que esta última es una tradición de Kerala que también respetan la comunidad musulmana, la Iglesia Cristiana de San Francisco, y los hindúes. La foto que comparto es de Wouter Hagens.

Sinagoga Paradesi. Cochin. Kerala. Foto de Wouter Hagens

Pueblo Judío

Pueblo Judío. Cochin. Kerala

Al salir de la breve visita a la sinagoga, nos dieron tiempo para curiosear y hacer compras en el pueblo judío. La parte comercial eran dos largas calles paralelas, llenas de todo tipo de pequeñas tiendas. En cuestión de momentos cada una tomó una dirección, entró a una tienda y quedamos separadas.

Entré a lo que era una galería que comunicaba las dos calles.  Allí encontré entre otras cosas, un par de cafés y una tienda de antigüedades, con una mezcla hermosa de figuras Indúes y católicas. San Antonio ocupaba, junto a Ganesh, lugar preferencial. Había nacimientos, vírgenes, santos, y todo tipo de deidades hindúes. 

Más allá una tienda con textiles. No me quedó más remedio que rendirme ante un par de pashminas modernas, coloridas y hermosas. 

Seguí visitando, entrando y saliendo de tiendas y observando el reloj que avanzaba demasiado rápido para mi gusto. En la exhibición que tenía afuera una de las tiendas encontré unos zarcillos interesantes. Me puse a curiosearlos y el encargado me ofreció más variedad dentro de su negocio que quedaba un poco más adelante.

Entré y por supuesto había más variedad; empecé a seleccionar. Detrás de mi entraron unas señoras, de esas que se antojan justo de lo que uno tiene en la mano… tratando de alejarme de ellas me moví hacia adentro y ¡Oh maravilla! Toda la vitrina que tenía frente a mi estaba llena de productos Himalaya y allí estaban las gotas para los ojos que me había recetado la doctora en el Spa el día anterior y que no había podido conseguirme en Kumarakom. A esas alturas mi esperanza de encontrarlas había desaparecido. Compré 6 frasquitos, $1 cada uno. Cada frasquito sustituye las gotas que normalmente me cuestan $80. Gran hallazgo, gracias a las “señoras fastidiosas”. La sabiduría popular nos recuerda que “No hay mal que por bien no venga” 

Continué curioseando y llegué a una joyería. Allí se me terminó de ir el tiempo conversando con el vendedor y admirando los trabajos en plata; tenía cosas muy originales. Yo seguía pendiente del reloj, estaba clara de que el arte del regateo requería de tiempo. Y el tiempo voló y junto a Elvira fuimos las últimas en llegar al autobús. Apuradas, apenadas, pero felices con nuestras compras.

Almuerzo en hoja de plátano

Cuando salimos del pueblo judío, ya era hora de almorzar y nos llevaron a un restaurante muy moderno ubicado al borde del agua, un lugar llamado Xandari Harbour. 

En la entrada tenían una serie de globos de vidrio colocados sobre una larga repisa de madera oscura, cada uno lleno de una especia diferente. Me pareció una manera muy original de recordar y resaltar la importancia de las especias en el origen y vida de la ciudad y la región. Allí me entretuve tomando fotos mientras era el momento de pasar a la mesa. Había canela, comino, clavos, cúrcuma, anís estrellado, nuez moscada, cardamón verde, jengibre seco, mostaza, pimienta blanca, pimienta negra.

Cuando estaba investigando sobre el Masala Chai, para comentarles en un post anterior, encontré este video muy interesante sobre el uso de las especias en la India. La página abre en información sobre los Té de la India, más abajo está el video. Está en inglés. 

Pasamos al restaurant, el cual tenía un aire muy moderno, minimalista. En el centro del salón habían unido 9 mesas cuadradas para formar una mesa larga donde cabíamos todos. Nos fuimos acercando y después de curiosear brevemente lo que ya estaba colocado en cada puesto, nos sentamos. 

Recibiendo las instrucciones

Teníamos frente a nosotros una hermosa hoja de plátano sobre la cual, en el borde superior, estaban colocados alrededor de 10 montoncitos de “cosas”. Por supuesto empecé a preguntar y uno de los meseros con mucha amabilidad y paciencia me fue señalando lo que era cada “cosa”.

Lista para empezar.

A la izquierda, en el extremo de la hoja tenía limón, mango y jengibre. Debajo de lo que parecía una torreja redonda, platanitos fritos cubierto con algo que no entendí pero que era delicioso. Me explicaron que lo que estaba colocado a lo largo de la hoja eran encurtidos que, a gusto, iría mezclando con la comida. Había varios con coco, había algo con remolacha, otra con piña, otra era repollo. También una preparación con batata y algo con calabaza. A la derecha un cambur. 

Delicias escondidas.

En el medio nos pusieron arroz blanco al cual le agregamos dahl. Luego trajeron otra preparación de vegetales más elaborada y algo con pescado. La idea era ir comiendo, con la mano, el arroz e ir mezclándolo, según el gusto, con todo lo que estaba alrededor.

El almuerzo en proceso. Todo delicioso.

Mientras comíamos nos trajeron Moru. Resultó ser una bebida salada hecha de leche rica en grasa, jengibre, chile verde, hojas de curry, cebolla y sal. Resultó muy sabrosa. 

La bebida oscura es el Moru.

Para finalizar dos postres: Una pasta de arroz cocido con azúcar en leche de coco; este era de un color marrón oscuro. El otro postre era un arroz con leche aliñado con especias. 

La experiencia fue súper interesante. Los sabores diferentes pero no muy fuertes me animaron a probarlo todo, explorarlo, disfrutarlo y comérmelo, todo.   

Cuando ya habíamos terminado vi a Mallika cerrando la hoja de plátano a lo largo de la vena y le pregunté si debíamos hacerlo así. Me explicó que tenía un significado: cuando el comensal cierra la hoja hacia él, quiere decir que le gustó lo que comió, que volverá a ese sitio. Si la cierra hacia afuera, quiere decir que no va a volver. Por supuesto la doblé hacia mi. 

La hoja de plátano doblada hacia mi indica que deseo volver a ese lugar. Kerala

También nos comentó que comer en hojas de plátano era muy común en la India, que de hecho su padre, el de Mallika, toda su vida había comido en hoja de plátano. Este comentario despertó mi curiosidad y se me ocurrió investigar un poco mas. Encontré muchas cosas muy interesantes:

LO QUE APRENDI: Comer en hojas de plátano es una costumbre milenaria, especialmente en el sur de la India y sus beneficios siguen siendo relevantes. Las hojas de plátano contiene grandes cantidades de polifenol, micronutrientes llenos de antioxidantes. Si bien la hoja no se puede consumir, cuando se sirve sobre ella la comida caliente, la hoja de plátano aporta los nutrientes a los alimentos. Entre los beneficios se cuentan: 

  • La clorofila en la hoja protege la cubierta mucosa del estómago previniendo y curando úlceras intestinales.
  • Limpia la sangre
  • Estimula el apetito y ayuda en la digestión
  • Puede beneficiar la salud de la piel
  • Es buen remedio para las piedras del riñón y otras enfermedades relacionadas con la vejiga
  • Fortalece el sistema inmune

Además, 

  • Es práctica, la hoja de plátano es lo suficientemente grande para contener variedad de comidas. 
  • Es ecológica, se degrada rápidamente y requiere muy poco agua y jabón para limpiarse. 
  • Es impermeable, ideal para la comida hindú que contiene muchas salsas
  • Añade aroma y sabor a las comidas
  • La hoja es antibacterial y anti-hongo.

El almuerzo había resultado delicioso, muy original, además saludable y en compañía de amigos, la combinación perfecta.

Listas para empezar la aventura gastronómica.

Después de conocer sobre los beneficios que reporta comer en la hoja de plátano caí en cuenta, agradecida, de que los venezolanos empezamos cada año con nuestra salud reforzada, después de consumir nuestra queridas hallacas envueltas con cariño y destreza en hermosas hojas de plátano. Sólo espero que el polifenol no se quede en el agua de la cocción…

Iglesia de San Francisco 

Del restaurante nos dirigimos hacia Fort Cochin, más específicamente a la Iglesia de San Francisco que según nos informó el guía es la primera iglesia europea construida en India. 

Fachada de la Iglesia de San Francisco. Cochin . Kerala

Entramos a la iglesia la cual tiene un interior bastante sencillo. Después de escuchar la explicación del guía, me resultó muy interesante el hecho de que esta iglesia había sido testigo mudo de la historia de esta zona, incluso reflejo de las luchas y cambios que ocurrieron a lo largo de los siglos desde que Vasco da Gama y los conquistadores que le siguieron llegaron a esta parte de la India. Por siglos, el dominio de Cochin fue muy disputado entre las potencias comerciales de la época debido al volumen del comercio que se concentraba en este puerto. 

Según nos contaron, la primera versión de la iglesia fue una pequeña capilla de madera que se construyó en 1503 y se dedicó a San Bartolomé. Con permiso del Raja esta capilla fue reconstruida por frailes franciscanos en 1516 y la dedicaron a San Antonio. En 1663 llegaron los holandeses (protestantes) a la zona y destruyeron todas las iglesias católicas a excepción de esta, la cual convirtieron en iglesia del gobierno.

En 1795 llegaron los ingleses y los holandeses mantuvieron la iglesia hasta que en 1804 la entregaron a la diócesis anglicana y allí el nombre cambió a San Francisco. Hoy en día la iglesia forma parte de la Iglesia del Sur de la India, la segunda comunidad cristiana más grande de la India. 

Cuando regresábamos al autobús atravesamos un pequeño parque, una zona de grandes árboles. El guía nos dijo que habían sido plantados por los holandeses con el fin de que dieran sombra y que los habían llevado de Venezuela. Son los árboles más abundantes en la zona, los llaman rain tree.  En Venezuela lo llamamos Samán y algunos de ellos también han sido testigos silenciosos de la historia. 

Rain Tree coerce de la Iglesia de San Francisco. Cochin. Kerala

El Impuesto a los Senos en Kerala

Mientras disfrutábamos de la sombra de los hermosos samanes, Parudala, nuestro guía en Cochin, nos comentó algo muy interesante. En Kerala existió un impuesto a los senos de las mujeres. Según su explicación, las mujeres de las castas bajas debían pagar un impuesto para tener derecho a cubrir sus senos. 

Si bien es cierto que a lo largo del viaje me había enterado de costumbres totalmente desconocidas para mi, también tuve el presentimiento de que había mas detrás del breve comentario del guía con respecto a este impuesto. Estuve investigando un poco mas y como era de esperar encontré muchas cosas muy interesantes. 

LO QUE APRENDI: Lo primero que hay que tener claro es que en el sur de la India, llevar los senos descubiertos era absolutamente normal entre todas las castas hasta 1900, sobre todo en esa región que hoy en día es Kerala. Los únicos que usaban ropa en la parte superior del cuerpo eran los extranjeros, los musulmanes y cristianos. 

Otra premisa es que gran parte de la región estaba formada por varios feudos y los señores feudales eran libres de imponer impuestos a quienes utilizaban sus tierras. 

Tanto hombres como mujeres pagaban impuestos, aunque por alguna razón los impuestos eran diferentes. Para los efectos de esos impuestos, a las mujeres las contaban por los senos y a los hombres por el bigote. Esto ya ocurría en los siglos XVII y XVIII.

Con la llegada de los británicos llegaron los códigos morales de la era victoriana. Era inaceptable la idea de que las mujeres no se cubrieran la parte superior del cuerpo, la desnudez, era motivo de vergüenza. La asociación de vergüenza con desnudez era un concepto extraño, extranjero, no existía en la cultura de la zona antes del siglo XX. 

Los británicos trataron de forzar a las mujeres a cubrirse y lo lograron en las zonas como Malabar donde mandaban directamente. Pero gran parte de la región estaba formada por varios feudos que actuaban con mayor independencia y allí tomó más de 40 años para que las mujeres empezaran a cubrirse. 

En 1880 las mujeres de las castas superiores empezaron a cubrirse la parte superior del cuerpo, derecho que se le negó a las inferiores. Esas mujeres de las castas inferiores ya tenían siglos pagando el “Impuesto de Senos” el cual, hasta ese momento, no se sentía discriminatorio porque todas las mujeres, sin importar la casta, llevaban los senos al aire. A partir de ese momento empezó a verse como discriminatorio. Agregaba desagrado el hecho de que los cobradores de impuestos determinaban el monto a pagar dependiendo del tamaño de los senos, considerando que senos grandes indicaban abundancia en la familia, la cual por lo tanto debía pagar más impuestos. 

El malestar se fue acumulando y ocurrió la protesta. El Rey se enteró y anuló los impuestos, muchos de los cuales ni siquiera sabía que existían, ya que mas que impuestos legales eran costumbres locales.

La protesta ocurrió contra la discriminación social, que permitía a ciertas mujeres llevar una prenda de vestir mientras que a otras se lo prohibía. No lo interpretaban como si a través del Impuesto a los Senos estuvieran forzando a las mujeres a la desnudez, ya que esto nunca fue un motivo de vergüenza. Protestaban por el derecho a decidir lo que querían usar. 

Encontré otras versiones sobre esta interesante historia, me gustó esta porque me pareció que tomaba en cuenta el contexto histórico y cultural vigentes cuando sucedieron las cosas, el cual es definitivamente muy diferente al que estamos acostumbrados, al que alimenta nuestros juicios y opiniones hoy en día. 

Redes Chinas en Fort Cochin

Después de la visita a la iglesia de San Francisco nos dirigimos a visitar los pescadores de las redes chinas. Caminando hacia el lugar de pesca encontramos otros árboles interesantes, los llaman Cannonball o Bola de Cañón. 

La flor es muy bonita y crece casi casi directamente desde el tronco. Resultó que también es un árbol originario de América, pero los hindúes lo consideran un árbol sagrado. En Asia las flores, que son exóticas y tienen un aroma agradable, son consideradas un símbolo de riqueza.

Las redes chuvas en Fort Cochin. Kerala

Ya desde el autobús habíamos visto las redes, lucían altas y vistosas. No teníamos ideas de cuál era el atractivo o qué íbamos a hacer. Nos fuimos acercando y encontramos a los pescadores tirando de cuerdas que tenían contrapesos en los extremos; seguíamos sin saber para que estábamos allí. 

Caminamos un poco por la plataforma de madera sobre el agua y cuando ya todos estuvimos allí, nos invitaron a trabajar con las redes. Unas cuantas se quedaron observando, las otras nos colocamos donde nos indicaron, nos entregaron una cuerda a cada una y ¡a jalar!. El jefe del equipo gritaba para que tiráramos de la cuerda, nosotras le hacíamos caso y respondíamos el grito. «¡Opaaa!», «¡Ulala!», «¡Ulala!», … con una coordinación perfecta hasta que Renee, tiró con demasiada emoción y fue a tener al piso.

Pasamos un rato divertido, los pescadores también fungieron de fotógrafos y gracias a ellos la aventura quedó registrada. Nosotras «trabajamos» y terminamos pagándoles a los pescadores por sus servicios como fotógrafos. 

LO QUE APRENDI: Averiguando encontré que este sistema de redes fue introducido por los exploradores chinos que llegaron al área en el siglo XIV. Está formado por curiosas estructuras que están fijas en la tierra y que, mediante un juego de equilibrios de peso, permite introducir las redes en el mar y sacarlas con relativamente poco esfuerzo.

Regresamos al autobús y luego de un corto trayecto nos dieron el último chance de compras en el tour. Una vez mas pudimos disfrutar de la bella mercancía de Fabindia, tienda que ya habíamos visitado en Chennai y otra tienda que también tenía unos textiles hermosos. 

Y llegó el momento de la despedida. Parte del grupo seguía paseando o tenían vuelos más tarde y se quedaron en el Hotel Taj Malabar en Cochin, el resto, quienes teníamos vuelos temprano al día siguiente, nos fuimos a un hotel en la zona del aeropuerto. 

El viaje hasta el aeropuerto tardó casi dos horas y nos permitió observar, desde la ventana del autobús, distintos aspectos de la ciudad. Cochin está ubicada hacia el extremo norte de las Backwaters que habíamos visitado hacía un par de días y la ciudad está rodeada de islotes y canales lo que brinda un paisaje muy especial y muy agradable. Por donde fuimos pasando vimos mucha actividad y en la zona más cercana al agua había unos desarrollos residenciales bellísimos. No en vano Lonely Planet la incluyó entre las 10 primeras, de las ciudades en el mundo a visitar en 2020. 

El paseo terminó con las luces del atardecer. 

Hotel en aeropuerto 

Llegamos al hotel acompañadas de Sekar, nuestro fiel e inmensamente amable acompañante, quien no nos dejó hasta que se aseguró de que cada una tenía su habitación y todo estaba en orden. Nos despedimos de él, de nuestro maravilloso chofer y su ayudante agradeciéndoles no sólo por habernos transportado con profesionalismo, sino también por siempre tener una gesto amable y una inmensa sonrisa en sus rostros.

Quedamos en cenar juntas y así lo hicimos. Estábamos todas súper cansadas, Nancy y Susan viajaban en un par de horas, las demás no mucho más tarde. Cenamos poco, conversamos sobre los planes de viaje, de lo agradecidas que estábamos con el tour, nos despedimos y nos fuimos a dormir.

Me asomé por la ventana de la habitación y vi que en el jardín había fiesta. No se escuchaba, no me iba a molestar para dormir.

Apenas desempaqué lo que necesitaba para la noche y me dormí feliz, emocionada porque en pocas horas iba a empezar la otra parte importante del viaje, los días con Laura en Doha. 

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